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viernes, 12 de agosto de 2011

CERCEGOVIA (CERCEDILLA-SEGOVIA) POR EL CAMINO DE SANTIAGO 35 km


 


Queda algo más de un mes para la marcha-carrera de los 100 km Madrid Segovia, por lo que decido hacer un reconocimiento del tramo final de la carrera, sector que recorreré con toda seguridad de noche.
Decido probar también la equipación y el material que supuestamente llevaré ese día.
Pantalón y camisa de manga corta Mizuno, calcetines nike de coolmax y como calzado unas Wave Nirvana. La mochila es una Salomon XA10 con bolsa de hidratación.
Sombrero y gafas de sol completan el material.
Procedo a cargar la ruta en el gps, pero no lo encuento por ninguna parte. Después de horas de búsqueda caigo que se ha quedado en la mochila que empleé en la última marcha, así que está en el pueblo y no hay posibilidad de recuperarlo hasta el próximo fin de semana.
¿Y ahora que hago? Sin track no puedo hacer el recorrido.
Un momento….. ¿cómo lo hacía todo kiski cuándo no había gpeses? ¿no es camino de Santiago?
Parece mentira la dependencia que hemos adquirido de los dispositivos electrónicos, haciéndonos altamente dependientes y apagando habilidades como la orientación, el uso de mapas y progresión básica de montaña.
Hoy leo en un blog, que un monitor de un club de ciclismo reclamaba en wikiloc que la ruta que había elegido no era todo lo fiable que él esperaba y que se había perdido “con menores a su cargo”.
Aquí cuando alguien decide hacer una ruta él es el único responsable de lo que acontezca. Está claro que no se ha tomado las molestias necesarias para realizar la ruta con seguridad y garantíasOiga,en este libro se dice que esta ruta es fácil y se tardan 4 horas. Yo no puedo moverme y he tardado nueve horas . Me lo expliquen.

A las nueve de la mañana me encuentro en Cercedilla y dejo el coche en el aparcamiento municipal. Hay disponible también un parking subterráneo de forma gratuita al lado de la campa. Enhorabuena por semejante iniciativa.
Comienzo a caminar a paso vivo y en menos de un km ya estoy de camino hacia la zona recreativa de Las Dehesas.
Desde las Dehesas tomo la carretera que sube a la izquierda del todo, en dirección prohibida para vehículos. Recuerdo que hace tres años fuimos por ahí Nurtanio y un servidor para empalmar directamente con la carretera de la República, porque sino tendríamos que buscar una senda desde la calzada romana, unos kilómetros más adelante.
Efectivamente, esa carretera desemboca en la calzada de la república,así que circulando por la izquierda con precaución,dejamos “el teórico camino de Santiago” a nuestra derecha.
La ascensión por esta pista es bastante tendida pero el ascenso es constante. Un ciclista se tiene que apear “porque para meter el plato pequeño me tengo que bajar antes, no me funciona bien el cambio”
El camino está bastante transitado, a pesar de ser un día entre semana. El cruce con caminantes y ciclistas es continuo. Parece ser que en los nuevos tiempos el dar los buenos días supone una merma de fuerzas considerable, así que para evitar perder energías ante semejante desgaste decido dejar de saludar.
Subida a la Fuenfría por la carretera de la  República
Paso por el cruce dónde está la senda que sube a la Fuenfría y que no es ciclable.
Tomar esta variante acortaría bastante el recorrido y entonces la prueba no alcanzaría los 100 km. Decido ser fiel al entreno y continúo por el itinerario previsto. Voy a una media superior a los 5 km por hora. Decido no correr por el momento y analizar las sensaciones. Paso por los distintos miradores y puntos emblemáticos de esta zona, pero yo no les presto la más mínima atención. Dios mío, estamos dando una vuelta de tres pares de narices. En bici tiene un pase, pero andando se hace pesado.
Un ciclista desciende de forma vertiginosa. Me fijo que algo raro pasa y veo que tiene el cambio trasero colgando, así que no puede dar pedales.
Llego al puerto de la Fuenfría con unos 15 km en las piernas. La pista de bajada es una auténtica ensalada de piedras. Menos mal que bajo andando, porque aquí metí la última vez unos viajes a la bici de los que todavía me acuerdo.
Sale una indicación de camino de Santiago a la izquierda, paralelamente a la pista. La descarto directamente porque no pierde la altura que pierde la pista. Supongo que será un antiguo camino a través denosequé cerro que llevará a ninguna parte. Si me equivoco, pronto lo sabremos, me dije.
Continúa el descenso hasta la fuente de la Reina. Allí el camino se bifurca en dos y entonces pregunto a unos caminantes. Continúo de frente en hipotética dirección Segovia. El camino transcurre por pinares fantásticos y la temperatura es muy agradable.
Cruzo una carretera y a partir de aquí ya sigo la señalización típica del Camino de Santiago. Los mojones marcan la distancia kilométrica restante a la ciudad del Apóstol. Por un momento me trasporto al camino primitivo del mes de abril y el optimismo corre por mis venas. El tiempo pasa más rápido una vez realizados los primeros 20 km y la media total es superiora los 5 km/h, así que la cosa va muy bien. A partir del km 24 abandono el bosque y se perfila la llanura segoviana. El camino invita a correr, así que me encuentro trotando con más de 25 km en las piernas y con muy buenas sensaciones.
Llego a una fuente dónde había una pareja de corredores de montaña con un perro.
Decido tomar un sorbo de agua y continuar. Para mi sorpresa sólo el perro se muestra afable y sus dueños ignorándome totalmente comienzan a correr en dirección hacia un cerro próximo. Sospecho que buscaban en la naturaleza “un rincón para recuperarse” sin muchos pinchos en el suelo. ¿Tan mal huele mi sudor?
 
Las marcas del camino están por todas partes y no tiene ninguna dificultad seguirlas. Pasando por debajo de la carretera general a través de un túnel se entra en Segovia. Voy directamente hacia la estación de tren dónde saco el billete para volver a Cercedilla. Me queda casi una hora para el tren, así que voy directo a la opcional (ir a tomar algo en el argot ciclista al finalizar el recorrido).
Me siento en una terraza dónde el dueño se está tomando algo con unos clientes en una mesa colindante. Espero 10 minutos y allí no me atiende nadie. El camarero me mira y no hace ni ademán de acercarse.
Vaya, hoy no es mi día o es que no están acostumbrados a ver piernas depiladas en un hombre.
Me levanto y voy al bar de al lado, donde entro y pido una cerveza con limón congelada. ¿Qué quiere de tapa? -Pues un pincho de morcilla (A la salud de todos con los que me he cruzado hoy).
Una media hora más tarde me encontraba cogiendo el tren, que va  prácticamente vacío y antes de llegar a Cercedilla escucho como el revisor le cuenta a unos ciclistas que cuando coja sus vacaciones va a hacer algunas etapas del camino de Santiago.
Ya en la estación, y de retorno al coche, hay una cuesta bastante pronunciada que pasa por detrás de la estación y que nos deja en el casco urbano, evitando ir por la carretera.
Pues un señor ya de cierta edad me adelanta acelerando el paso ¿se está picando este hombre? Yo ya llevo más de 35 km y volvía tranquilamente pensando en otra cerveza con limón congelada, pero ya en casa, que tengo que conducir. Acelero un poco el ritmo, le adelanto.... y... efectivamente, el buen hombre se está picando y acelera también el paso.. lo siento, es mi momento (como dirían en supervivientes) así que corriendo regreso hasta el coche, un km más o menos.
Ya queda menos para la Madrid-Segovia.
Cerveza, pincho y helado 4,80 €. Las sensaciones de esta jornada... no tienen precio.







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