Toda la tarde-noche estuvo lloviendo con bastante fuerza, así que los caminos estarían supuestamente hasta arriba de barro. Y efectivamente así fue. Toda la etapa la hice con los guetres de gore tex, puesto que la zapatilla sólo protegía por debajo del tobillo.
Esta vez si que salí a las 7:30 de la mañana, puesto que se agradece el descanso extra cuando se termina pronto, sirve de colchón ante cualquier imprevisto y permite hacer dos jornadas en una si fuera necesario.
Amenazando lluvia, como de costumbre, salgo de Salas. La plaza está en obras, pero con la ayuda del track esta vez no hay pérdida. Me encuentro con el primer peregrino del camino. Vaya, ya pensaba que aquí no venía nadie. Good Morning! Después de una breve conversación comenzamos la subidita del día hacia La Espina. Aquí era hasta dónde quería llegar ayer, pero llevaba poco rodaje. Unos días más tarde hacer 40 km no representaría ningún problema.
La jornada transcurrió tranquilamente pero terminamos bastante cargados de barro. Muchos tramos resultaban impracticables. Al final del día hubo que meter las piernas en una fuente para poder entrar de forma presentable en Tineo y poder entrar en un restaurante.
De nuevo otra comida fabulosa. Potaje y merluza rebozada.
Mi acompañante peregrino, una señorita de origen suizo, dio buena cuenta de las viandas. El camarero me pregunta ¿todo bien? Excelente, pero como tengo delante a esta dama, no puedo repetir dos veces más, que es lo que tendría que haber hecho… todo sea por guardar la linea y la compostura.
Alojamiento: hotel D.Miguel, atravesando todo el pueblo. Las habitaciones bastante grandes y luminosas. Pude lavar y secar toda la ropa.
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